Me gustaría indicar que la hipnosis terapéutica, a la cual nos referimos en este artículo, nada tiene que ver con la imagen asociada que la mayoría de la gente tiene del espectáculo televisivo o show, más o menos cómico, que recordamos al hacer mención a la palabra hipnosis.
Técnicamente la hipnosis terapéutica es una «hiperfocalización atencional». Es decir, llevamos al paciente a un estado de relajación profunda, pero sin llegar a dormirse, y a la vez lo focalizamos en imágenes, música y ejercicios mentales muy simples para tener su atención focalizada al máximo y esté centrado en la terapia. El paciente, en todo momento, está despierto y consciente de todos los pasos que vamos siguiendo. De hecho, sin su colaboración, no se podría llegar a la relajación necesaria para la terapia. Nunca se puede manipular la voluntad del paciente (puesto que es plenamente consciente de todo lo que se hace) y de hecho en cualquier fase del proceso, se puede interrumpir la sesión por su propia voluntad.
Los pasos a seguir son los siguientes:
- conocer la problemática del paciente,
- estudiar junto a él los orígenes de dicha situación,
- desarrollar la terapia necesaria para cambiar o modificar comportamientos viciados y/o adversos adquiridos,
- realizar las sesiones terapéuticas para implantar los nuevos scripts, correctores del comportamiento adverso y solucionar el problema o casuística del paciente.
- y en caso necesario, realizar alguna sesión de refuerzo una vez al año si es que se estima oportuno.
La hipnosis nunca tiene efectos secundarios adversos para el paciente. Las técnicas son muy fáciles de asimilar por la persona y los resultados se ven rápidamente.